Ya no echa humo mi cigarro,
se esfuma, el muy ingrato,
en el aire descompuesto.
Asfixiando el aura de la risa.
Oprimiendo vanas esperanzas.
Ya no florecen las rosas en mi jardín.
Se deshojan en pétalos marchitos,
depositados, sin pausas, uno a uno
en la alfombra tupida de hojarasca,
prólogo del trágico final.
Ya no gorjea el mirlo negro en mi ventana.
Voló una mañana, sin rumbo ni destino.
Dejando en sepulcral y doloroso silencio,
huérfana de notas musicales,
la banda sonora de mi vida.
ElAelito 2011
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