El bricolage es un arte que ha
enganchado a muchos. Esta apasionante actividad manual nació en Inglaterra, en
los años 50, y consiste en pequeños trabajos, hechos por uno mismo, sin
recurrir a un profesional, de carpintería, albañilería, electricidad…
La fiebre del “hágalo usted
mismo” en mobiliario llegó a Málaga con IKEA. Yo lo probé, y lo que es más
cruel, soy reincidente, un armario de cuatro puertas, una estantería para
libros, una cama doble y un mueble de 3 cajones. Estos han sido mis retos, o
nuestros retos, porque mi mujer es pieza fundamental en este equipo de montaje.
Tiene que ser un gustazo trabajar
en IKEA, pues, el cliente elige el mueble, busca en los pasillos las cajas, las
carga en un carro y las vuelve a cargar en el coche, y las sube a casa… Y
cuando necesitas ayuda para bajar la pesada mercancía de los enormes estantes,
hay empleados que “se hacen el sueco”.
-¡Uf! Un descanso, mañana abrimos
las cajas, cariño, y lo montamos.
Y, al día siguiente, llega la
hora de la verdad: el montaje. Abrimos las cajas y aparecen tablas grandes,
pequeñas, medianas… y una bolsa enorme, repleta de tornillos, anclajes, clavos,
tuercas… En este exacto momento, comienzan los sudores, y es, entonces, cuando
te acuerdas del IKEA, de los suecos y de las madres de los suecos.
De repente, suspiramos aliviados:
-¡Trae un cuadernillo de
instrucciones de montaje!Le echamos un vistazo, y el desánimo comienza a cundir, al comprobar que no se acompaña un panfleto de instrucciones para “interpretar el cuaderno de montaje”
Sin más preámbulo, nos abalanzamos sobre el contenido de las cajas, y más por “ensayo-error”, “ensayo-acierto” que por las explicaciones del folleto, vamos conformando el mueble. Es como hacer un puzzle de 5000 piezas con mucho cielo y jardines. Es hora de rezar para que se produzca un milagro y no te sobre ningún tornillo, espiga o clavo. Porque si te sobra, algo va mal, porque IKEA nunca se equivoca echando material de más.
Será el azar, la experiencia, las
vitaminas de las albóndigas de caballo que comí…no se, pero, sorprendidos, a mi
mujer y a mí, se nos cae la baba contemplando el mueble armado.
Pero, la cosa va a más. Justo
enfrente del IKEA está CONFORAMA, y compramos un mueble de cajones. Nuestra
sorpresa fue que nos dieron una caja llena de tablas, tableros y tablitas, en
la que no faltaba una gran bolsa con clavos, tornillos, espigas, anclajes…y por
supuesto contenía el ininteligible cuaderno de instrucciones para el montaje…todo
un reto para los amantes del “hágalo usted mismo”.
¡Viva el BricolAngel!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHas sintetizado perfectamente, los sentimientos de tantos y tantos hombres, a la hora de tener que demostrar su "hombría", que a cada línea que iba leyendo, me iba acordando de lo mal que se pasa...
ResponderEliminarPrecisamente hoy, me había comprometido con Laura y Amelia, para hacerle a la primera, una "cama-altillo", a fin de conseguir ganar algo de espacio en sí cuarto, y sinceramente, se me han quitado las ganas.
Por qué no has publicado esto antes hombre???!!!!:-(
Cuando vas montando un armario-mueble y va saliendo bien,fantástico, pero cuando empiezas a sudar y la cosa no va bien, vas diciendo para que habré comprado esto. En fin al final hay que montarlo. Jejeje, un abrazo escritor.
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