15/05/2012

Excursión a Roma II

Antes de abandonar la zona del Coliseo, bajo la sombra del arco, nos comemos unos bollitos, que mi mujer preparó a las 6:45 de la mañana en el "buffet" del barco y los echó en su bolso, con la consiguiente protesta de las niñas:
-Mami, por favor...
Y mi sonrojo: -Nena...ya.
A lo que ella contestó: -Digo, pues no están ahí para cogerlos, pues ya está... Roma es muy cara...


Tomamos el autobús camino del Vaticano, y dejamos al señor de la gorra roja, a la señorita de la vicera blanca, a los japoneses, a otras excursiones y al calvo que me ha estropeado esta última foto....¡Ah se me olvidaba! y al romano vestido de romano.



Desde el autobús vemos muchas ruinas, estatuas, fachadas, columnas... en las que nos gustaría pararnos, pero en estas excursiones... "el tiempo es oro, o sea escaso". Así, que nos tenemos que girar en el asiento y buscar el enfoque adecuado para fotografiar sin sacar el maldito reflejo del cristal.
Como medida especial, la guía le pide doble vuelta a la rotonda, al conductor, para recrearnos en los monumentos romanos.



Llegamos al Vaticano. En la Piazza San Pietro nos ponemos en una larga cola de cientos de personas, menos mal que va rapidito. Aprovechamos la espera para sacar fotos de la plaza y de la fachada de la basílica.



La plaza es una gran explanada trapezoidal, repleta de columnas en sus laterales rematadas en una balaustrada desde las que nos vigilan ciento cuarenta figuras de santos.




En el centro se erige un obelisco de 25 metros y que pesa 327 toneladas, un bloque pétreo que trajeron desde Egipto.

En la cúspide hay una esfera de bronce, que una leyenda medieval dice que contenía los restos de Julio César, y que fue reemplazado por una reliquia de la cruz de Cristo. Los romanos son muy suyos. Pasamos dos controles, antes de entrar en la maravillosa Basílica de San Pedro, uno de metales y otro de ropa (No se puede entrar con los hombros al descubierto, ni con faldas o pantalones excesivamente cortos).
La guía sigue hablando, pero yo hace más de media hora que me quité los auriculares harto de que se reliaran con la correa de la cámara de fotos...
A Benedicto... no lo he victo, y del papa móvil, ni rastro.
De repente, a mi derecha, una escalinata desemboca en una puerta y en la puerta un guardia vaticano, con ese traje tan bonito... Cuando voy a sacar la  foto se acerca al guardia un tío con jersey celeste... así que espero a que se quite para hacer la foto, de nuevo... pero no se quita, y la gente de la cola se desespera.



-Celestinni te puedes apartar un poquito, hijo. ¡Qué venimos desde Málaga! Tu no tienes otra hora pa venir... Maldinni italianni...

La Basílica cuenta con el mayor espacio interior de una iglesia cristiana en el mundo, presenta 193 m de longitud, 44,5 m de altura, y abarca una superficie de 2,3 hectáreas. La altura que le confiere su cúpula hace que sea una característica dominante en el horizonte de Roma. Es considerada como uno de los lugares más sagrados del catolicismo. Se tardó en construir unos ciento veinte años y nosotros tenemos una hora escasa para visitarla.



Precioso todo lo que nos dio tiempo a ver...

Próxima parada: Fontana di Trevi

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