Lejos de las pretensiones de Audrey Hepburn de desayunar contemplando el escaparate de la lujosa joyería Tiffanys, en "Desayuno con Diamantes", esta mañana he desayunado con los gorriones, subían y bajaban de las mesas de mármol blanco, buscando los restos de pan de los recién desayunados, se posaban con naturalidad en los filos de las sillas a otear el horizonte culinario sobrante. Se mezclaban con tazas, platos y cubiertos en busca de unas migajas de pan. Jugueteaban ruidosamente en el patio amplio y luminoso del Hospital Pascual, junto al Santuario de Ntra. Sra. de La Victoria. Los jóvenes y descarados gorriones se aventuraban bajo las mesas y sillas, muy cerca del género humano, para picotear los trozos de pan. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que contemplar el album de fotos.
¡Que envidia me dan esos gorriones! Parecen tan felices, tan libres. Quisiera se uno de ellos
ResponderEliminar