25/03/2011

Animales I - Tani


Tani llegó a casa con cuatro meses de vida, ya tenía nombre.  Su cuerpo de pelo negro, se torna beige clarito en la cara y en las cuatro patas. Dicen que es cruce de caniche con Yorkshire, pero “la marca” es lo de menos, lo que hace noble al animal es su comportamiento.

Cariñosa hasta la saciedad, en su corto período de existencia no sé por cuantas familias pasó antes de irrumpir en su nuevo hogar. Tani siente pánico a quedarse sola, quizás sea la más desfavorecida de una camada de ocho o diez cachorritos, tal vez provenga de una familia perruna con serios problemas de desarraigo, desestructurada…El caso es que necesita el contacto físico permanente.

Es muy inteligente, le encanta correr por el campo. Para que se coma su pienso hay que embadurnarlo con paté, pero Tani es como los niños golosos, que chupan el chocolate de los conguitos y escupen la avellana.
Juega hasta la saciedad, persiguiendo y mordiendo pelotas y peluches, aunque siente predilección por los calcetines.  Cuando se cansa se tumba a dormir en el frescor del suelo… ronca más que yo, y resopla más que mi suegra.
Tani tiene un osito de peluche, junto a él duerme. Durante el día lo pasea por la casa y lo mordisquea, extrayendo el relleno textil del muñeco.
Sus ojos lo dicen todo, me recuerdan a los de Platero, “cual dos escarabajos de cristal negro”. Tiene una mirada bondadosa, serena… Por supuesto es la más efusiva en el recibimiento y la que más triste se queda cuando alguien se va.

El drástico corte de pelo, lejos de deprimirla, la hizo más femenina, más apuesta. Tani ve la vida de otra manera, desde otra perspectiva, Tani vive en los bajos y no por ello es más mezquina e infame su existencia, todo lo contrario, es más práctica, tiene sus patitas en el suelo, duerme, come, juega, y en esta familia no le va nada mal.
¡Bueno! Tani ha levantado la cabeza de mis pies, ha cogido su pelota de tela y me la ofrece, es hora de jugar… os dejo.
Hay un refrán que dice: “El perro y el niño, donde le den cariño”

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